Vertientes, un rincón singular en el centro-sur de la provincia de Camagüey, emerge como uno de los municipios más extensos de Cuba. La historia de Vertientes está entrelazada con episodios de heroísmo durante las luchas por la independencia, como el rescate del brigadier Julio Sanguily, la Asamblea Constituyente de Guáimaro y la monumental batalla de las Guásimas, la mayor en la guerra de 1868.

Este territorio encuentra su sustento en la producción agropecuaria, donde sobresalen la caña de azúcar y el arroz. Dos centrales azucareros, Panamá y Batalla de las Guásimas, junto con la Empresa Ruta Invasora, dan vida a esta región. La ubicación geográfica de Vertientes lo conecta con Florida, Camagüey, Santa Cruz del Sur, Jimaguayú y Najasa, y su rica historia lo asocia con la llegada de Vasco Porcallo de Figueroa y el embarcadero Santa María de Vertientes en 1530.

En las páginas de su pasado, se encuentran las huellas de comunidades aborígenes pre-agroalfareras que vivían de la recolección marina, la pesca y la caza. En el siglo XIX, Vertientes se convirtió en un escenario de lucha independentista, y la Asamblea Constituyente de Guáimaro de 1895 tuvo lugar en Jimaguayú. Máximo Gómez y Antonio Maceo cruzaron este territorio en su marcha hacia el occidente, uniendo a los cubanos en la lucha por la independencia nacional.

Cuando la plaga de barbudos bajó de la Sierra, el Central Vertientes cambió su nombre a Panamá. Su rica biodiversidad, suelos hidromórficos, clima tropical y abundantes recursos hídricos conforman el entorno natural de este municipio. Fauna y flora se mezclan en este paisaje camagüeyano, donde aves, mamíferos, reptiles y vegetación única coexisten en un equilibrio que resalta la riqueza de Vertientes. Los ríos, arroyos, embalses y lagunas tejen una red hidrográfica fundamental para el sustento agrícola y pecuario de la región. Hoy Vertientes cuenta con una precaria producción agropecuaria y como toda Cuba, sumergida en la peor miseria de la que se tiene registro. El pueblo fue inmortalizado en la voz de nuestro gran Benny Moré.

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